Louis Braille
Leyendo con los dedos.
En un lejano y humilde rincón de Coupvray, un pequeño pueblo francés, nació un niño al que sus padres llamaron Louis.
Su vida, desde sus primeros años, se vio marcada por las barreras de la discapacidad.
No obstante, el destino de Louis tenía escrito un propósito singular. Con solo 10 años, fue admitido en el Real Instituto para la Juventud Ciega en París, que ofrecía libros en relieve para aquellos que enfrentaban la oscuridad de la ceguera. La producción de estos libros era rudimentaria, y los estudiantes no podían expresarse por escrito de esa manera.
Un día Louis se cruzó con la de un oficial del ejército llamado Charles Barbier de la Serre,
quien había concebido un sistema de puntos en relieve para leer y escribir en la oscuridad, para no ser vistos por sus enemigos. Aunque ingenioso, era complejo y poco práctico.
Con perseverancia y dedicación, Louis simplificó el sistema, reduciéndolo a solo dos columnas de tres puntos cada una, e incorporó signos de puntuación, símbolos matemáticos e incluso notas musicales.
La simplicidad y eficacia de su invención resultaron verdaderamente asombrosas,
revolucionando la educación y la comunicación para las personas ciegas y desvelando un mundo de conocimiento que antes les era inaccesible.
Aunque nunca llegó a apreciar completamente el alcance del impacto de su trabajo, su legado vive en cada página escrita en Braille, en la yema de los dedos de las personas que pueden leer usando este sistema que ha allanado el camino hacia la inclusión de aquellos que viven con una discapacidad visual.







