Gilberto Rincón Gallardo
La defensa de un mundo sin barreras.
Nacido el 20 de diciembre de 1940, en las tierras de Michoacán, México, Gilberto llevaba en su corazón la semilla de la justicia desde temprana edad.
El destino lo condujo por el camino de la ley y la política, pero fue su pasión por la igualdad y los derechos humanos lo que lo catapultó hacia un destino insólito.
Los años pasaron, y en la década de los 90, una nueva batalla estaba por librarse. Una cruzada en busca de un tratado internacional que pusiera fin a la discriminación y las barreras que asediaban a las personas con discapacidad de todo el mundo. El grito por la justicia resonó, y Rincón Gallardo, junto a otros valientes, se unió a la causa.
Fue en su papel de presidente del Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (CEDDIS)
de las Naciones Unidas que el activista tomó la batuta de la revolución. Desde esta posición de liderazgo, desplegó su destreza diplomática y su fuerte convicción por un mundo más igualitario para hacer de la inclusión una realidad tangible.
Con un espíritu indomable, se alzó como un caudillo en la epopeya de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Así, en diciembre de 2006, el aplauso unánime de la Asamblea General de las Naciones Unidas marcó el nacimiento del tan anhelado tratado.
Desde su entrada en vigor en mayo de 2008, la Convención ha sido un faro de igualdad. Numerosos países la han ratificado, y ha transformado la percepción global de la discapacidad, que ahora es considerada como un asunto de derechos humanos.







